No hace mucho tiempo, un general de división llamaba a la lucha ideológica. Dadas sus coordenadas políticas -proximidad al partido ultraderechista Vox- era evidente que se refería a la necesidad, según su peculiar punto de vista, de acrecentar la ofensiva contra la izquierda social; que representaba, y sigue representando mayoritariamente, por ahora, el Gobierno de coalición.
Pero, no solo.
Pretendía además, con su soflama franquista, como es habitual en el ejército desde los tiempos de la dictadura, estimular la represión interna sobre los militares de ideología progresista.
Dicho y hecho.
Una enormidad de generales, almirantes, coroneles, capitanes de navío, etc. mayoritariamente en situación de retiro, lanzó un manifiesto franquista.
Se trataba de militares que habían ostentado altos cargos de gran responsabilidad institucional, como, por ejemplo, Jefe del Cuarto Militar del Rey, de máxima confianza del Jefe del Estado; cargo instrumentado históricamente por la Familia Real para el borboneo en las Fuerzas Armadas.
El verbo borbonear no está reconocido por la Real Academia Española (hago énfasis en lo de “Real”). Sin embargo, como todo el mundo sabe, significa «dominar la política española» actuando entre bastidores contra la voluntad popular. Es decir, el 23-F que no cesa.
Hicieron público su manifiesto franquista en la página web de la Asociación de Militares Españoles (ultraderechistas), próxima a VOX. No acataban, sino que atacaban, una decisión del Gobierno de España, que preveía la inmediata exhumación y traslado de los restos del dictador genocida “generalísimo” Franco.
Ante la inacción del Ministerio de Defensa, otro grupo de militares -entre otros, miembros del colectivo de militares demócratas y republicanos ANEMOI- emitimos un manifiesto antifranquista en apoyo de la decisión del Gobierno.
El resultado fue la persecución del Ministerio de Defensa, no de los militares franquistas que arremetían contra el Gobierno, sino, paradójicamente, contra los militares que se habían manifestado contrarios el franquismo, es decir en defensa de la decisión de exhumación de los restos del dictador.
Denuncié esta situación aberrante en un artículo en los medios: El porqué los militares demócratas somos republicanos. Seguidamente, a petición del cabo Santos, actué como militar de confianza en el expediente disciplinario que el Ejército abrió contra él, acusado de haber firmado el manifiesto antifranquista. Su ideología republicana fue ilegalmente investigada por el Ministerio de Defensa y, finalmente, el cabo Santos fue injustamente expulsado.
Quiero expresar públicamente mi agradecimiento a Enrique Santiago, actual Secretario de Estado, por el apoyo que como letrado dio al cabo Santos, un militar valiente y ejemplar, grave e injustamente castigado por la ministra de defensa Margarita Robles.
Veremos si el capitán franquista, que este miércoles pasado obligó a su compañía a acudir al llamado Valle de los Caídos, uniformados y portando armamento militar, aunque ya cesado por el Ministerio de Defensa, es finalmente procesado. De serlo, puedo aventurar que no será expulsado, al igual que muchos otros militares, convictos y confesos, que siguen en servicio activo, como denuncia valientemente el teniente Segura en su histórica trilogía: En la guarida de la bestia, El libro negro del ejército español y El ejército de VOX.
La impunidad del franquismo es uno de los pilares del régimen del 78, y, por tanto, de la monarquía. Es obvio que la renuncia a la lucha ideológica, en las turbias aguas del reformismo españolista, deja el campo libre al avance del fascismo en la sociedad y en el ejército. Una gravísima situación que pagaremos muy caro los pueblos del Estado español, de no actuar de inmediato con el suficiente coraje.
—-
Manuel Ruiz Robles, es capitán de navío (r), miembro de la Unión Militar Democrática (UMD), que luchó contra la dictadura fascista.
Capitán de Navío de la Armada, Retirado. Ingeniero de l’École Supérieure d’Électricité (Supélec). DEA Physique de l’Énergie de l’Université de Paris. Licenciado en Ciencias por la UAM. Membre bienfaiteur de l’ACER (Amigos de los Combatientes en la España Republicana). Adhérent du Musée de la Résistance Nationale de Francia. Fue miembro de la Unión Militar Democrática (UMD).
Vocal de la Junta Directiva de la Asociación Civil Milicia y República (ACMYR). Miembro del Foro Milicia y Democracia.