Hace años, yo también titulé un articulo, como ahora hace la profesora de Historia doña Gemma Esteban “Quién traicionó a quién” ( A.B.C.13-04-2017), referido al enfrentamiento del Frente Polisario con España. Pero en realidad el título de mi artículo, que luego cambié, aludía a muertes, asesinatos y desaparecidos.
Durante años tuve en mi poder, sin comentar con nadie, un turbador escrito sobre el asesinato de los tres muchachos saharauis que por estar heridos y no poder huir cayeron prisioneros del ejército español en el ataque al puesto de Tifariti ( 17-XII -1974). En realidad cayeron dos días después y ya en tierras de Mauritania hasta donde, ávido de conseguir un triunfo, los persiguió el ejército con apoyo de aviones y helicópteros; pan y aviones contra andorgas vacías y pies descalzos.
Como recuerda la profesora en su artículo, este hecho fue el de peores consecuencias para el ejército español. El balance fue trágico: seis muertos y once heridos.
Cuando todo terminó, quedó constancia del arrojo. y profesionalidad del sargento José Carazo Orellana (q.e.p.d) .
Sin duda, alguien impelido por su conciencia sentía que aquellos hechos debían ser conocidos de la opinión pública, y no sé porqué, transfirió a mi persona aquella responsabilidad. No pedía nada, simplemente me envió una copia del escrito en el que el Secretario General del Gobierno, de forma muy escueta comunica al Director General de Promoción del Sahara, el increíble relato que recibe sobre la muerte de los tres prisioneros saharauis heridos: Abdi uld Brahim, Embarek uld Hoseim y Fadel Uld Mohamed Lamin, que un día después a sus 19 años recién cumplidos se les iba a arrebatar la vida, sin juicio ni defensa, por orden de la autoridad. Se les dio sepultura allá donde fueron ejecutados sin que sus padres tuvieran el consuelo de darles un último adiós. Con estos muchachos no le dio tiempo a España a terminar su obra civilizadora.
Estos contados ataques contra los puestos, que no pasaron de meras escaramuza en la mayoría de los casos, han sido profusamente utilizados para demostrar la traición del Frente Polisario contra España, como hace ahora doña Gemma. Pero me basta con las palabras del Jefe de policía del territorio, Comandante López huertas, que en su análisis de la situación del día 9 de abril 1975 decía refiriéndose a los polisarios:
Nunca han deseado hacer bajas ni en europeos ni en nativos, los medios de ataque han sido siempre pobres careciendo de morteros, granadas de mano etc. En Los encuentros en que ha habido bajas ha sido siempre (subrayado en el original) por haber forzado por nuestra parte una persecución que les ha obligado a hacer bajas a la desesperada y en defensa propia. Esta realidad que les ha hecho rehuir los encuentros parece indicar que existe un acuerdo tácito por ambas partes de no hacerse daño.
Está claro que a la profesora no le gustó lo que hizo España con el Sahara, por eso en su artículo lo apaña como puede. A mí tampoco me gustó lo que hizo España pero me gusta menos lo que esta haciendo ahora. Como sea, el resultado final es que Marruecos lleva cuarenta años allí instalado a pesar de que España sigue siendo la potencia administradora.
Me es imposible aceptar esa especie de equilibrio de culpas entre ambas partes que se insinúa con el título “quién engañó a quién”. Todo empezó en la primavera de 1970 con la legión pegando tiros y Bassiri, desaparecido. Basiri el lider espiritual que se reunía con sus seguidores a rezar.
Nadie sabe dónde está Bassiri, pero su recuerdo nos invita a poner en este artículo un nuevo titular: Quien mató primero a quién
Coronel de Infantería.
Ciudadano de la RASD.