Enredados entre fuerzas especiales

Haciendo un paralelismo entre la conocida sentencia de Clausewitz -“la guerra es la simple continuación de la política con otros medios”- y el estado actual en que se halla la permanente guerra contra el terrorismo, planeada y desencadenada por EE.UU., no es aventurado afirmar que la guerra de Obama es la simple continuación de la de Bush con otros medios.

Aclarémoslo. El pensador prusiano especificó que esos “otros medios” son especialmente los violentos (“la guerra es un acto de fuerza”, insistió machaconamente). Es decir, no aludía a los medios diplomáticos, las alianzas, el espionaje, las presiones comerciales, etc. Para Bush, los medios fundamentales con los que aplicaba su política exterior fueron sus ejércitos y las guerras por ellos protagonizadas. Por el contrario, los medios con los que Obama aplica su política de fuerza son básicamente dos: los vehículos aéreos no tripulados (UAV en siglas inglesas, o drones) y las fuerzas de operaciones especiales.

Veamos con más detalle lo relativo a estas últimas. Las fuerzas especiales incluyen los “boinas verdes” y los ranger, del Ejército, además de los comandos SEAL de la Marina, sin olvidar la Delta Force, un destacamento operativo de las fuerzas especiales del Ejército de Tierra, todos ellos controlados por el SOCOM (Special Operations Command, Mando de Operaciones Especiales). Son habituales protagonistas en los filmes bélicos, pero la realidad va más allá de lo que las películas acostumbran a representar.

Es sabido que el Pentágono tiene compartimentado el planeta (salvo la Antártida, por ahora) en seis mandos territoriales que se responsabilizan de las operaciones y actividades militares. A ellos se suman otros dos mandos sin delimitación geográfica: el Mando estratégico (que incluye el Mando espacial) para el espacio aéreo, y el Mando cibernético, cuyo teatro de operaciones es el ciberespacio.

Análoga cobertura planetaria poseen las fuerzas especiales de EE.UU., ahora que se han convertido en uno de los medios básicos para desarrollar la política de la superpotencia americana, en versión Obama. Aunque las actividades y otros pormenores relativos a las operaciones que desarrollan son mantenidos en secreto, diversas informaciones publicadas permiten saber que durante 2012 y 2013 las fuerzas especiales dirigidas por el SOCOM habían operado en más de un centenar de países, en algunos casos en misiones de instrucción y adiestramiento de las fuerzas locales.

En todo caso, el documento oficial SOCOM 2020, una previsión para el desarrollo futuro de esas fuerzas, expresa la aspiración a crear “una red global de fuerzas especiales con aliados y socios que compartan la idea”. Esto significa que en seis años las fuerzas especiales cubrirán el mundo con una malla operativa a la que pocos países podrán escapar.

¿Qué tipo de misiones desarrolla el SOCOM? Son las operaciones más secretas, que incluyen asesinatos, incursiones antiterroristas, reconocimientos especiales, acciones de guerra no convencional, operaciones psicológicas, instrucción y adiestramiento de fuerzas aliadas y operaciones para evitar la proliferación de armas de destrucción masiva.

Cerca de 11.000 miembros de las fuerzas especiales de EE.UU. están activos en cualquier momento en más de medio centenar de países. Su actividad concreta se deduce del dato que SOCOM facilitó al New York Times, según el cual en una semana de marzo de 2013 estaban activos en 92 Estados.

Desde Noruega a Afganistán, por ejemplo. “Las fuerzas especiales noruegas y los dirigentes civiles participan en ejercicios junto con sus homólogos de EE.UU.; compartir con éstos los mismos problemas es una experiencia única”, declaró con entusiasmo un militar noruego. Pero en Afganistán la cooperación con las fuerzas especiales de EE.UU. no parece tan íntima: el presidente Karzai las acusó de “hostigar, molestar, torturar e incluso asesinar a personas inocentes en la provincia de Wardak”.

El SOCOM también participa en la guerra psicológica, manejando varias páginas de internet que hace aparecer como canales privados de noticias. Muchas de ellas han estado orientadas a los cibernautas de Oriente Medio. Según fuentes especializadas, el SOCOM está en una difícil situación: por un lado trata de influir en los pueblos de los países donde opera, a la vez que se esfuerza por mantener en secreto sus actividades ante sus propios conciudadanos, minimizando las intervenciones y ocultando todo lo que pudiera desprestigiar al país que se erige como el máximo valedor de las libertades y la democracia en todo el mundo.

Los tentáculos de las operaciones irregulares de EE.UU. se extienden por el mundo. El mapa de sus actividades conocidas, sin embargo, presenta un vacío desde China a Rusia. ¿No es también esto una indicación de dónde está la zona más crítica donde aflorarán futuras tensiones?

(NOTA: La clave de los signos del mapa se halla al final del artículo al que conduce este enlace)

CEIPAZ, 13 de enero de 2014