WARNING: Aumenta la radioactividad en Palomares

El 17 de enero de 1966 un bombardero B-52 de la U.S.A.F. que portaba cuatro bombas termonucleares que contenían Plutonio colisionó con un avión cisterna en el transcurso de una operación de reabastecimiento en vuelo sobre el cielo de Palomares (Almería).

De las cuatro bombas transportadas, tres cayeron en tierra y una al mar. A dos de las tres bombas que cayeron en tierra no se les abrió el paracaídas e impactaron contra el suelo con el resultado de que se liberó el Plutonio y ardió, al tratarse de un material pirofórico. El aerosol resultante fue arrastrado por el viento y contaminó una gran superficie de terreno perteneciente a los municipios de Vera y Cuevas del Almanzora.

Los norteamericanos establecieron la operación denominada “Flecha Rota” con objeto de recuperar las cuatro bombas y de limpiar la superficie contaminada por las dos fugas radiactivas.

Conviene matizar que oficialmente sólo hubo dos fugas radiactivas porque aparentemente la bomba que calló al mar no liberó plutonio aunque dada la profundidad a la que fue encontrada es muy probable que sufriera fisuras por la presión del agua. Esta teoría encaja con el estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona concluyendo que el plancton de la zona es el más radiactivo del Mediterráneo.

La tierra y los objetos más contaminados por las dos bombas que impactaron en el suelo fueron transportados a los EE.UU. y la zona con baja contaminación fue cubierta con tierra en la creencia de que el terreno nunca sería removido en esa zona desértica y entonces deprimida. Los norteamericanos también excavaron al menos dos enormes fosas donde depositaron numerosos objetos contaminados que han sido localizados recientemente por el organismo público, Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas, CIEMAT, gracias a los modernos detectores.

Antes de que el CIEMAT localizara estas dos fosas, los agricultores del lugar plantaron sandias, lechugas y otros productos sobre los objetos radiactivos enterrados. Todavía se puede ver como encima de estas fosas radiactivas hay tuberías de riego por goteo, ya abandonadas.

Desde que terminó la operación “Flecha Rota” hasta nuestros días, la desaparecida Junta de Energía Nuclear y ahora el CIEMAT han mantenido una constante vigilancia sobre los habitantes y sobre los índices de radiactividad de la zona. Basta con girar una visita a los municipios de Vera y Cuevas del Almanzora para comprobar la existencia de varios medidores de radiactividad instalados en diversos puntos de ambos municipios.

Los detectores del CIEMAT han permitido constatar un peligroso aumento de las emisiones radiactivas debido al hecho de que los materiales producto de la desintegración del Plutonio, con el paso del tiempo, se están transformando en Americio que es muchísimo más radiactivo que el Plutonio original.

Además, en estos últimos años, se ha producido un aumento de la actividad agrícola, ganadera y constructiva que ha liberado y extendido la contaminación radiactiva en determinadas zonas del territorio.

Ante el riesgo existente para la vida de las personas, el artículo 130 de la Ley 62/03 estableció el “Plan de Investigación Energética y Medioambiental en Materia de Vigilancia Radiológica” que posibilita la expropiación por la vía de urgencia de los terrenos que el CIEMAT detecte como contaminados, a los efectos de lo previsto en el artículo 52 de la Ley de Expropiación Forzosa. Para ocultar el problema de la radiactividad, el artículo 130 se redactó de tal manera que nadie ajeno al caso pudiera sospechar que se trataba de la contaminación radiactiva de Palomares.

En cumplimiento del citado Plan de Investigación, el BOE de fecha 10 de agosto de 2.009, página 96515, publicó la Resolución de la Delegación del Gobierno en Andalucía de fecha 22 de julio de 2.009 por la que se somete a exposición pública el expediente de ocupación temporal de cinco fincas contaminadas.

En la citada Resolución de la Delegación del Gobierno en Andalucía se explica que el expediente de ocupación ha sido aprobado por el Consejo de Ministros de fecha 17 de diciembre de 2.004 ampliado por acuerdo de 28 de septiembre de 2.007.

Asimismo, la mencionada Resolución cita que la Delegación de Gobierno en Andalucía, por resolución de fecha 18 de julio de 2.005 “… acordó el inicio del expediente de expropiación forzosa de distintas fincas en los municipios de Vera y Cuevas del Almanzora acordándose finalmente la ocupación de las mismas a través de las Actas correspondientes”.

Estamos por tanto ante un problema de contaminación radiactiva grave que ha obligado a las autoridades competentes a tramitar, aunque de forma lenta y tardía, un expediente de expropiación forzosa y otro de ocupación temporal de varias fincas con objeto de descontaminarlas y salvaguardar la integridad física de los ciudadanos que frecuentan esos lugares.

Si analizamos las fechas en las que ha actuado la Administración podemos constatar que desde el año 1966, fecha en que se produjo el accidente, hasta el año 2003 en que se aprueba el Plan de Investigación Energética y Medioambiental en Materia de Vigilancia Radiológica, la Administración no ha tomado ninguna medida eficaz para evitar que los ciudadanos, desconocedores del problema, se contaminen por radiactividad. Es a partir del año 2003 cuando la Administración ha comenzado a actuar.

¿Por qué la Administración comenzó a actuar en el año 2003 y no 37 años antes?

La respuesta es muy sencilla, porque la burbuja inmobiliaria alcanzó a los terrenos contaminados y los beneficiarios de la burbuja quisieron que la Administración limpiara la zona para poder urbanizarla.

El interés urbanístico fue tan desaforado que los constructores no esperaron a la descontaminación y metieron las máquinas en los terrenos contaminados liberando así el plutonio que los norteamericanos habían tapado con tierra en 1966.

Este lanzamiento del plutonio a la atmósfera aumentó la contaminación del terreno y de las personas que desconocedoras del peligro trabajaron en el movimiento de tierras. Tuvo que ser el CIEMAT, con intervención de la fuerza pública, la que parara las obras, pero para muchas personas esa medida llegó tarde pues ya habían inhalado el polvo radiactivo.

En el periódico El País de fecha 18 de noviembre de 2004, el alcalde pedáneo de Palomares y Concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora, D. Juan José Pérez, manifestó la intención del Ayuntamiento de declarar urbanizables los terrenos contaminados. En la actualidad, todos los terrenos contaminados están clasificados como urbanizables o agrícolas, así aparecen clasificados en el BOJA de fecha 24 de marzo de 2.009 que publica el POTLA, Plan de Ordenación del Territorio del Levante Almeriense.

Mientras los agricultores, ganaderos y obreros de la construcción se contaminaban con plutonio y americio, los responsables políticos negaban y niegan, en algunos casos, la existencia de peligro en la zona. Son numerosas las declaraciones de las distintas autoridades al respecto, basta con consultar las hemerotecas.

Durante décadas ha primado más el deseo de ocultar la contaminación, para no perjudicar las actividades turísticas y agrícolas de la zona que solucionar el problema. La tardanza en actuar ha motivado que el problema se agrave al dispersarse más la contaminación por efecto de los vientos y las lluvias que, aunque escasas, tienden a dispersar la contaminación en el subsuelo y a llevarla al mar.

Desde finales de los años noventa y hasta nuestros días, se han tramitado proyectos urbanísticos, se han removido tierras con fines agrícolas y constructivos y numerosos campesinos y trabajadores de la construcción se han contaminado al ignorar que las tierras sobre las que estaban trabajando contenían plutonio y americio.

En el informe que el Consejo de Seguridad Nuclear, CSN, envió al Congreso de los Diputados en fecha 24 de mayo de 2.004, con Registro de Entrada en el Congreso de fecha 27 de mayo, número 3277, el CSN manifestó:

“…los cambios en los usos del suelo, especialmente los que impliquen el movimiento de grandes cantidades de tierras, supondrían un incremento del impacto radiológico para la población…”, “…con relación a las nuevas actividades detectadas en el área afectada, cabe informar que el 16 de abril de 2004, el Ciemat informó al CSN sobre nuevas actividades agrícolas y de construcción que se estaban realizando…pudiendo constatar que…se están desarrollando actividades tanto agrícolas (siembra de sandías) como de construcción…”. “Por todo ello, el CSN considera de la máxima urgencia que se adopten las medidas que viene proponiendo desde 2.001 y que recoge el plan presentado por el Ciemat…”

Es decir, el CSN, el 24 de mayo del 2004 considera de la máxima urgencia que se adopten las medidas que viene proponiendo desde 2.00 1, lo que significa que durante tres años las autoridades competentes hicieron caso omiso a las propuestas del CSN y del CIEMAT, mientras en la zona contaminada se estaban desarrollando actividades tanto agrícolas (siembra de sandías) como de construcción con la consiguiente contaminación de las personas afectadas.

Pero lo más grave es que la situación no ha cambiado gran cosa pues doce años más tarde, ni el CSN ni el CIEMAT han conseguido que se adopten con la máxima urgencia las medidas que vienen proponiendo desde 2001.

El PGOU de Cuevas del Almanzora publicado en el BOJA número 151, de fecha 30 de julio de 2.008, si bien incluye en el Suelo no Urbanizable de Especial Protección por Legislación Específica a la “zona afectada por accidente nuclear”, luego clasifica parte de los terrenos contaminados como urbanizables.

También podemos constatar que parte de los terrenos contaminados tienen la calificación de urbanizables en el BOE de fecha 10 de agosto de 2.009 donde la finca número 2 aparece con la clasificación de urbanizable y el resto como agrícolas

En fecha 1 de junio de 2.009, el Concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora, la misma persona que en 2.004 declaró su voluntad de urbanizar la zona contaminada, firmó el Acta de Replanteo y Comienzo de las Obras en la zona contaminada de Sierra Almagrera, en Villaricos.

En el apartado Segundo de dicho Acta se autoriza el inicio de las obras en la zona contaminada. En el apartado Primero se manifiesta: “Se procede a recorrer los terrenos objeto del proyecto, en su estado actual, comprobando la viabilidad del mismo,…”. Es decir, los firmantes del acta tuvieron el atrevimiento de recorrer los terrenos de la zona contaminada con el consiguiente riesgo de que las partículas de plutonio o americio se les adhirieran al calzado, en el mejor de los casos, pues también pudieron inhalarlas, si levantaron polvo.

La contaminación es tan intensa y extendida que hubo que sacrificar un rebaño de cabras porque tanto los animales como la leche y el queso estaban contaminados. El sacrificio tuvo lugar al otro extremo de Andalucía porque en Almería nadie quería hacerse cargo de ese ganado.

Durante los años de la burbuja inmobiliaria, las presiones de los especuladores para que los norteamericanos se llevaran el Plutonio y el Americio fue tan grande que el asunto llegó al Consejo de Seguridad Nacional presidido por Obama y allí sigue durmiendo el sueño de los justos pues la explosión de la burbuja inmobiliaria ha afectado de lleno a la explosión de las bombas de Palomares y el caso ya no interesa a nadie.

La paralización de la actividad inmobiliaria ha ralentizado las gestiones para limpiar la zona, ya no hay prisa ni interés. Sin embargo la pequeña fauna, ajena a la burbuja inmobiliaria entra y sale de la zona contaminada extendiendo cada vez más el Americio, durante el tiempo que su precaria salud se lo permite. Que a nadie en su sano juicio se le ocurra comer caracoles de la zona por muy sanos que parezcan.

La radiactividad en Palomares es tan grave que en fechas recientes un equipo de Ucranianos que estaban realizando un programa para la TV alemana se llevó muestras de tierra de Palomares a Ucrania y tras analizarla concluyeron que la radiactividad en Palomares es más intensa que en Chernóbil, salvo en la zona del reactor.

Una prueba de que a la Administración le interesa más el urbanismo que la salud de los ciudadanos lo pudimos constatar cuando el Gobierno estaba negociando con los norteamericanos el despliegue del escudo de misiles en Rota. Entonces, en el verano de 2011, se le propuso personalmente al Presidente Zapatero que a cambio del despliegue del escudo de misiles pidiese a los norteamericanos que se llevaran el Plutonio de Palomares. La respuesta de Zapatero fue negativa. Los norteamericanos están desplegando el escudo, gratis total. Por aquellas fechas la burbuja inmobiliaria ya había explotado y la limpieza de Palomares carecía de sentido práctico.

Mientras esto sucede, el Plutonio se va transformando inexorablemente en Americio, con el consiguiente peligro para la salud de los súbditos del sureste peninsular.

 

José Ignacio Domínguez es el responsable de Ecologistas en Acción Andalucía sobre el asunto de Palomares.