A primeros de julio llegué al aeropuerto parisino de Orly procedente del
aeropuerto internacional de Málaga, cuyo nombre, Pablo Picasso, honra la
memoria del genial pintor malagueño; comunista para más señas, pues nunca
ocultó su forma de pensar: “Ingresé en el partido comunista como el sediento
que va a la fuente a beber agua fresca”.
Tras mi estancia en la progresista y más bella ciudad del mundo, he podido
seguir en directo la apasionante segunda vuelta de las elecciones legislativas
en Francia, que dio la victoria al Nuevo Frente Popular -una amplia coalición de
izquierdas que incluye a los históricos partido socialista y partido comunista
francés- al grito de ¡No pasarán! en castellano; aunque, eso sí, con acento
francés.
En estos días se ha celebrado también el 80 aniversario de la liberación de
París. He tenido el honor de asistir a algunos de los actos oficiales presididos
por la alcaldesa de París, que sin ser tan brillantes como los del 75 aniversario,
han revestido gran solemnidad, impregnados de la pasión del momento
político que vive Francia.
He podido constatar el cariño que el pueblo de París manifiesta por su
alcaldesa, la gaditana Anne Hidalgo, cuyo discurso, en homenaje a los
españoles de “La Nueve” y de la Resistencia -que liberaron París de las garras
del nazi-fascismo-, fue enormemente aplaudido y coreado con el histórico “No
pasarán”.
Fue muy visible la presencia de autoridades españolas en los actos de
homenaje a “La Nueve” -entre ellas el ministro de Política Territorial y Memoria
Democrática de España Ángel Víctor Torres y el embajador de España Victorio Redondo- aparentemente felices y orgullosos junto a Ana, entre banderas ondeantes de la II República y cánticos como el de ¡Ay, Carmela!, o el
impresionante himno de la Resistencia. Un importante acto que me emocionó y llenó de esperanza.
“La Nueve”, compañía perteneciente a la división del general Leclerc, estaba
formada principalmente por españoles: socialistas, anarquistas, aunque
también del POUM catalán y algunos comunistas. La Resistencia, principal
fuerza liberadora de París, a la que apoyó “La Nueve”, estaba comandada por el legendario coronel Rol-Tanguy, en la que militaban muchos republicanos
españoles, mayormente comunistas.
Es obvio que la bandera bicolor -monárquica y de la dictadura- no podía, de
ninguna de las maneras, hacer su aparición en tal acto, pues es la que
portaban en sus enseñas los militares españoles de la División Azul, que
juraron obediencia y fidelidad al genocida Adolf Hitler, en el frente del Este,
durante la II Guerra Mundial. Es decir, una de las banderas del enemigo, derrotado por el Ejército Rojo en la batalla de Stalingrado, batalla decisiva para
la victoria en Europa de las fuerzas aliadas.
No pude evitar recordar a mi padre, combatiente cenetista, en el Madrid del
“No pasarán”, asediado por las tropas nazi-fascistas del general genocida
Francisco Franco. También vino a mi memoria mi tía Encarnación, hermana de
mi padre, que vivió el éxodo y el horror de “La Desbandá”, por la carretera
costera de Málaga a Almería, mientras eran criminalmente cañoneados por
buques de la Armada, sublevados contra el gobierno legítimo de la II República
española.
Me ha indignado leer en estos días un artículo publicado en el diario ABC del
martes 13 de agosto. Se trata de un libelo en defensa de los criminales de
guerra responsables del horror de “La desbandá”. Está firmado por un
almirante de la Armada que formó parte del gabinete de la ministra socialista
Carmen Chacón.
Por si ello no bastase, ese sinuoso almirante intenta descalificar y humillar al
presidente de la Asociación de Memoria Militar Democrática (AMMD), a la que
tengo el honor de pertenecer.
Un almirante camaleónico, no muy diferente de los franquistas emboscados en la Armada -o de los franquistas emboscados en la judicatura y otros ejércitos- que ahora pasan por demócratas, cuando ignoran el sentido de la palabra democracia, que significa literalmente poder del pueblo.
El capitán de navío Manuel Pardo de Donlebún, por más que le pese al citado
“ex almirante”, sigue siendo capitán de navío de la Armada, como atestigua su
tarjeta de identidad militar que, al igual que en la de él, consta que está en
situación de retiro. Eso sí, es demócrata de verdad, y no de boquilla, como el
almirante autor del libelo, posiblemente constitutivo de una infracción de la Ley de Memoria Democrática.
Sirva esta breve crónica de mi paso por París como modesto desagravio de mi
camarada y amigo Manolo Pardo, en señal de amistad.
París, 27 de septiembre de 2024
Manuel Ruiz Robles, Capitán de Navío de la Armada (retirado).
Capitán de Navío de la Armada, Retirado. Ingeniero de l’École Supérieure d’Électricité (Supélec). DEA Physique de l’Énergie de l’Université de Paris. Licenciado en Ciencias por la UAM. Membre bienfaiteur de l’ACER (Amigos de los Combatientes en la España Republicana). Adhérent du Musée de la Résistance Nationale de Francia. Fue miembro de la Unión Militar Democrática (UMD).
Vocal de la Junta Directiva de la Asociación Civil Milicia y República (ACMYR). Miembro del Foro Milicia y Democracia.