Los tentáculos del poder: las bases militares

Publicado en Republica.com

Han circulado noticias de que EE.UU. desea reforzar su presencia militar en la base de Rota. Aunque el Ministerio de Defensa español ha anunciado que no existe petición oficial alguna al respecto, no es superfluo poner al alcance de los lectores el contexto en que tendría lugar esa operación si se llega a producir.

La base aeronaval de Rota, a pesar de su importancia estratégica y las polémicas que en ocasiones suscita en España, es un eslabón más en una vasta constelación de instalaciones militares que EE.UU. despliega por todo el planeta. Según el inventario oficial de bases del Pentágono, el Departamento de Defensa posee un conjunto de 514 infraestructuras repartidas en 45 países extranjeros. Alemania (con 194 instalaciones) y Japón (121) encabezan la lista, seguidos por Corea del Sur (83).

Los analistas especializados estiman, por el contrario, que el número total de establecimientos militares de EE.UU. fuera de sus fronteras es superior a 800. Es difícil asegurarlo porque, aparte del secreto con que el Pentágono trata esta cuestión, las diversas instalaciones reciben nombres variados y la palabra “base” es la menos común.

Algunas se denominan MSS, siglas inglesas de “instalación de apoyo a la misión”. Otras son “temporales” o “contingentes” (TCL) o incluso “semipermanentes” (CSL), y también “avanzadas” (FOL). No cansaré al lector: tanto la actual base de Rota como el conjunto de antenas que EE.UU. utilizaba en territorio español durante la Guerra Fría para las emisiones de Radio Free Europe/Radio Liberty son distintos tipos de base al servicio de los intereses de EE.UU.

Pero lo que EE.UU. puede desear para la base aeronaval de Rota está evidentemente orientado hacia África. Es aquí donde más ha crecido el número de instalaciones desde que en 2008 se creara el AFRICOM (Mando de África). Hasta entonces, el corazón de la presencia militar de EE.UU. en África era el conocido Camp Lemonnier, situado en Yibuti. Esta base cobró triste fama con motivo de aquellos viajes de traslado de presuntos terroristas torturados en prisiones secretas de Oriente Medio y recluidos después en Guantánamo. Las escalas y sobrevuelos de esos transportes clandestinos en algunos países europeos causaron un grave escándalo que Washington trató de silenciar bajo la consigna de la “cruzada antiterrorista” de Bush.

En la actualidad, como se observa en la figura adjunta (extraída de tomdispatch.com), existen instalaciones de distinta naturaleza que cubren el territorio africano, con especial densidad en el África Subsahariana y el “cuerno” de África. Esto es consecuencia del mayor número de misiones realizadas, abiertas o secretas, que abarcan desde la formación o instrucción de ejércitos locales hasta los ataques selectivos mediante drones, multiplicados desde la época de Obama.

Un investigador británico del Oxford Research Group afirma que AFRICOM es “un laboratorio para distintos tipos de guerra y distintas formas de desplegar las fuerzas”. Y aclara: “Fuera de Yibuti apenas hay grandes acumulaciones de tropas o material y ni siquiera aviación. Existe una infinidad de pequeñas bases avanzadas (conocidas como lily pads) de modo que pueden desplegar fuerzas limitadas en amplios espacios y concentrarlas rápidamente si es necesario”. El lector reconocerá aquí la vieja táctica de la guerrilla, dispersa y embebida en terreno propio y bien conocido, la que Mao aprendió de los guerrilleros españoles de 1808, pero llevada a cabo con los más modernos sistemas tecnológicos de combate, observación y comunicaciones.

Conocida como New Normal, esta forma de luchar nació tras el ataque en 2012 contra Bengasi (Libia), donde murió el embajador de EE.UU., y permite que las fuerzas de EE.UU. puedan cubrir casi todos los países del centro y oeste africanos.

Con Rota y Morón en el extremo occidental del Mediterráneo, la base de Sigonella en Sicilia, centrada en este mar, y Camp Lemonnier a la salida oriental del Mar Rojo, tres bases aeronavales de gran entidad y potentes medios, EE.UU. controla una zona de gran interés estratégico. Y lo hace diseminando instalaciones de menor entidad, con menos impacto local, y recurriendo a las fuerzas de Operaciones Especiales para ejecutar las misiones de combate.

Es esta red de bases la que confiere a EE.UU. la categoría única de gran potencia mundial, que tímidamente intentan copiar los aspirantes a serlo en el futuro, como China o Rusia.