La ofensiva monárquico-fascista

Mientras se despliega una ofensiva sin precedentes contra el Gobierno de coalición progresista, representante de la soberanía popular, éste no parece reaccionar con suficiente firmeza ante la creciente ola de agitación fascista que está minando la frágil base republicana en la que se sustenta su mandato. Se trata de una ofensiva de la monarquía, ejecutada por sus mamporreros, desde diverso frentes.

Como es bien sabido, la Casa de Borbón, actualmente reinante, sustenta su poder e influencia en base a leyes decretadas por la dictadura, revalidadas por la llamada Transición.

La Transición de la dictadura a esta deficiente democracia fue impuesta y dirigida por el sucesor del dictador Francisco Franco, el rey Juan Carlos, cuya catadura moral ha quedado desenmascarada por sus recientes escándalos, parte de los cuales están siendo investigados por la fiscalía suiza.

Por si fuera poco, la Sra. Ministra de Defensa, que se pretende socialista, ha desestimado el recurso contra el despido del Ejército del Cabo Sanitario Marco Antonio Santos Soto, miembro del Colectivo Anemoi, por oponerse por escrito a un manifiesto militar franquista.

El citado Cabo Sanitario, un militar honrado y ejemplar, muy querido y respetado por sus compañeros, ha sido arrojado al paro, en circunstancias especialmente dramáticas, condenado a una injusta situación de penuria, como tantos otros trabajadores y trabajadoras. Ha sido despedido sin la menor posibilidad de ampararse en un sindicato de soldados y marineros, hoy inexistente.

Se trata, pues, de un autentico atropello laboral. Las leyes del Reino de España no reconocen el derecho de sindicación a los militares, en definitiva trabajadores al servicio de la Administración. Es obvio que los militares nos ganamos el pan como los demás trabajadores y trabajadoras, con el sudor de nuestra frente y, también, con la exigente promesa de derramar hasta la última gota de nuestra sangre si preciso fuere.

Veamos la secuencia de hechos.

El Gobierno de España, presidido por el socialista Pedro Sánchez, decretó la exhumación del dictador Francisco Franco, un asesino que instauró la monarquía borbónica reinante.

En respuesta a dicho decreto de exhumación del dictador, una asociación de militares fascistas -es decir monárquicos, pues de esa cuerda se reclaman- publicó un manifiesto amenazante contra el Gobierno de España, firmado por numerosos generales, almirantes y oficiales, muchos retirados y otros aún bajo el fuero militar, haciendo grandes aspavientos sobre lo que ellos consideran relevantes méritos del dictador.

El manifiesto militar franquista fue publicado por la Asociación de Militares Españoles (AME), subvencionada y acogida en los locales del Ministerio de Defensa durante los gobiernos del PP.

Un pequeño grupo de militares demócratas nos opusimos, mediante un escrito, al manifiesto de enaltecimiento del dictador.

Entre los firmantes del escrito en defensa de la decisión del Gobierno se encontraba el Cabo Sanitario del Ejército Marco Antonio Santos. El citado escrito fue difundido por el Foro Milicia y Democracia (FMD), dos de cuyos firmantes fueron también sus actuales Presidente y Vicepresidente: Teniente Coronel Fernando Reinlein y Teniente Coronel José Ignacio Domínguez. Ambos fueron destacados dirigentes de la desaparecida Unión Militar Democrática (UMD).

Como consecuencia de estos hechos, el Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME) desencadenó de inmediato una feroz persecución contra nuestro compañero Marco Antonio Santos, incluido el espionaje en las redes sociales de sus opiniones políticas, obviamente republicanas y de izquierdas.

Basándose en informes sesgados de los servicios jurídico-militares el JEME decretó el despido del Ejército del citado Cabo Sanitario.

A continuación, la Sra. Ministra de Defensa, miembro del Gobierno de Coalición progresista, ha desestimado, en plena crisis del coronavirus, el recurso interpuesto contra el despido de nuestro compañero, comunicado por burofax recientemente.

El resultado final es que, mientras el rey emérito Juan Carlos de Borbón atesora un fortuna incalculable en paraísos fiscales, obtenida presuntamente mediante comisiones ilegales, un honrado Cabo Sanitario del Ejército ha sido condenado al paro y la penuria, junto a su hija menor de edad. Su pecado: haber añadido al escrito de rechazo al manifiesto militar franquista el siguiente párrafo:

Los militares profesionales de tropa, los que estamos bregando día a día, con sudor, lágrimas, frío, lo hacemos por nuestro país. No cabe duda de que los que apoyan el escrito a favor del dictador genocida son los que han hecho de las FAS su jardín particular desde el 36. No estoy dispuesto a que ese manifiesto quede impune pues ataca directamente a esa Constitución con la que tanto se llenan la boca. Las FAS, para servir esa Constitución deben ser totalmente democráticas y como miembro activo repudio cualquier homenaje al asesino. Salud y República.”

El origen de tanto atropello no es otro que la forma en que se llevó a cabo la llamada Transición de la dictadura a la democracia, controlada por el rey Juan Carlos de Borbón y Borbón, actualmente por su hijo Felipe de Borbón y Grecia. Es decir, controlado por la Casa de Borbón reinante, cuya principal arma de dominio fue y sigue siendo la corrupción, la mentira y la amenaza militar.

He tratado de relatar de forma clara lo que observo en este hermético mundo militar del Reino de España cuyo jefe supremo es el rey. A vosotras, compañeras y compañeros, os corresponde reflexionar sobre el rumbo a seguir para acabar de una vez por todas con una situación que vuelve a amenazar las exiguas libertades y derechos de nuestro pueblo.

Madrid, 22 de mayo de 2020.

Manuel Ruiz Robles es Capitán de Navío

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