Te llaman porvenir / porque no vienes nunca. / Te llaman; porvenir, / y esperan
que tú llegues / como un animal manso / a comer en su mano. Ángel González
(1925-2008)
En este ruedo ibérico hace su aparición una falsa izquierda, vestida con
ropajes jacobinos. Mansa, por los años pasados sin activismo alguno digno de
ser contado.
Otros, por el contrario, la derecha parapetada tras el llamado franquismo
sociológico, se apuntan a “La Pepa” (1812) como señal de modernidad, para
no confundirse con su sector fascista desgajado, que les sigue babeante como
un perro a su presa.
Por lo que se ve, unos y otros, quieren dar vanamente marcha atrás a la rueda
del tiempo, simulando ser revolucionarios de hace doscientos años.
Los primeros, falsamente llamados jacobinos, intentan apuntalar una
monarquía abolida en el país vecino por otros jacobinos -esos sí, verdaderos-
hace más de dos siglos. Olvidan por ignorancia, o tal vez mala fe, los valores
del que fue su principal valedor: Robespierre (1758-1794). El ciudadano
incorruptible, defensor de la paz, la democracia directa y la justicia social; un
portavoz de los pobres y de la abolición de la esclavitud; verdadero fundador
de la República Francesa.
Esa izquierda impostora -cerril y jacobina, en el peor sentido- busca una
revisión retrógrada de una constitución impuesta por poderes ajenos al pueblo
soberano.
Un jacobinismo que no tiene como finalidad la restauración de la República
usurpada, sino el muñido servil de una corona ajada, manchada por crímenes
impunes de corruptas fortunas, que esperan “que tú llegues como un animal
manso a comer en su mano”.
Sin embargo, frente al centralismo jacobino, están los pueblos bravos contra el
fascismo en auge, y así podemos ver como naciones sin estado -Cataluña,
Euskadi, Galicia- rechazan sin tapujos la imposición felona.
Soberanismos que sus pueblos apoyan, exasperados por el régimen y el origen
franquista de viejos tribunales, que impunes, les imponen su ley. Y por ello
quieren alejarse velozmente del agujero negro de la vil dictadura, que
amenaza con absorbernos a todos bajo los pliegues de su rancia bandera.
Un símbolo monárquico impuesto por un grupo traidor de “militares fachas”,
que impusieron su ley tras una guerra absurda, como todas las guerras.
Rebeldes contra una Constitución republicana del año 31, proclamada por
todos; sencillamente limpia, pacífica, avanzada.
Prueba de ello es el Artículo 6 de la Constitución citada, no abolida, aunque sí
asaltada por el franquismo militar, que la amordaza: "España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional.
Constitución republicana en franco contraste con la constitución impuesta por
la monarquía, refundada por Franco. Y la actitud perversa de un jefe de estado
inviolable, aunque delinca y escape fugitivo; belicista y pro-OTAN.
Hacernos creer, a estas alturas, que el régimen borbónico es un modélico
estado de derecho, y para colmo ¡república coronada! -primero juan carlista y
ahora felipista-, no cuela ya ni en los cuentos de hadas.
Por otro lado, no hace falta haber leído a Lenin para comprender el carácter
opresor del nacionalismo dominante, sobre naciones sojuzgadas, por un
estado de mayor dimensión, que las contiene. La Revolución de Octubre
abordó democráticamente el problema de las nacionalidades más pequeñas,
oprimidas por el nacionalismo ruso, hoy de nuevo emergente.
Tras la famosa perestroika y, finalmente, disolución de la Unión Soviética,
Rusia no es ya un país “comunista” -nunca llegó a serlo- sino un país con un
régimen oligárquico de economía capitalista, como lo es el actual Reino de
España; salvo por su origen franquista, que aún nos diferencia.
La clase obrera europea, como en tantas otras guerras, es de nuevo obligada a
combatir y despedazarse a ambos lados del frente de batalla.
La obcecación de los USA prolongando la guerra, mediante el cerco
estratégico, y la irrefrenable escalada de la guerra en Ucrania, persigue la
derrota humillante de la Rusia europea, hermanada en el ayer de nuestra brava
lucha contra la bestia nazi.
Para ello utiliza como punta de lanza a los países OTAN, y el envío masivo de
armamento letal al corrupto Zelensky, con el entusiasta y servil apoyo del
monarca de España, arrastrándonos ineluctablemente hacia la Guerra Mundo,
de la que el régimen borbónico no saldrá nunca indemne; tampoco nuestros
pueblos.
——
Manuel Ruiz Robles
Capitán de Navío de la Armada (r), coordinador del Colectivo Anemoi.

Capitán de Navío de la Armada, Retirado. Ingeniero de l’École Supérieure d’Électricité (Supélec). DEA Physique de l’Énergie de l’Université de Paris. Licenciado en Ciencias por la UAM. Membre bienfaiteur de l’ACER (Amigos de los Combatientes en la España Republicana). Adhérent du Musée de la Résistance Nationale de Francia. Fue miembro de la Unión Militar Democrática (UMD).
Vocal de la Junta Directiva de la Asociación Civil Milicia y República (ACMYR). Miembro del Foro Milicia y Democracia.