La Bandera de Tischla

Hace tiempo, cuando los mozos iban a la mili, lo peor que les podía tocar era África.  África era la guerra, el barranco del lobo. En las calles, las niñas saltaban a la comba cantando:… “. Pobrecitas madres cuanto llorarán al ver que sus hijos a la guerra van “ ….y seguía y seguía.

Tischla está al sur del antiguo sáhara español en  el Tiris al Garbía. Tierra de luz y sol. Allí no llegó la guerra de Marruecos, pero años después, en el 58, sí hubo enfrentamientos  con  numerosas  bandas armadas ─ el  Ejército de Liberación─.Un tal Ben Hammu las mandaba.

Algunos puestos españoles esparcidos por el desierto quedaban indefensos y se temía  repetir  un nuevo Anual ─ España ya tenía en su historia numerosos héroes; no hacían falta mas─. Se dio la orden de abandonar algunos,  y que  otros quedasen guarnecidos solamente por tropas nativas.

Burgi, el sargento al mando del destacamento de Tischla,  no entendía que para defender en el Sahara los intereses de España se retirase precisamente a los soldados españoles y abandonasen solos y casi desarmados a los soldados saharauis. Parecía que debía ser al revés. Pero Burgi era militar  y aunque no le gustó ni entendió, acató la orden  y se mantuvo en su puesto.

El Comandante Troncoso, durante un vuelo de reconocimiento, pudo observar que en Tischla  aún ondeaba la bandera española. Se suponía que el puesto ya debía de haber sido abandonado pero, al parecer, no era así.

¿Quién era aquella  gente alborozada  que desde tierra hacían señas al avión  con los brazos en alto?

─ ¡Es Burgi mi comandante, seguro que es él! ─ las palabras salían emocionadas─.

Estaban rodeados pero Troncoso no se lo pensó dos veces y ordenó  al piloto tomar tierra.

─¡Vamos a rescatarlos!

─ Yo no puedo hacer eso mi comandante, me juego la carrera.

Troncoso hizo ver sus condición de Delegado del Gobierno y se impuso. Al piloto le costó poco aceptar la orden; en el fondo, también le gustaba la idea de rescatar a aquellos compañeros.

Minutos después, entre  nubes de polvo, el avión rodaba por la pista hasta las puertas del fuerte. El piloto no para los motores, pues no es seguro que los pueda arrancar otra vez.. Un grupo de saharauis se acerca a la carrera gritando.

─ ¡Alarma! ¿Quiénes son?

─¡Peligro! ¡Ya están cerca!.  ¡Calma!  son los nuestros pero no está Brahim.

¿Qué ha ocurrido? La situación es crítica, eléctrica,  y los nervios van a estallar. Es imposible esperar más, están rodeados. Por fin aparece el sargento,  lleva un envoltorio en las manos.

 Ya en el avión, le reprocha el comandante la tardanza.

 ─Vamos a ver Brahim: ¿Se puede saber dónde te habías metido?….¡Menudo susto nos has dado!

Brahim Sidahmed uld Burgui, sargento de la Policia Territorial, una vez calmada la tensión tras el reciente ajetreo,  deshace con calma el envoltorio que llevaba en las manos y muestra al comandante la bandera que escasos minutos antes ondeaba  en el mástil  del fuerte. Brahim se había retrasado para arriarla con los debidos honores y que no cayera en manos del enemigo. Brahim no podía abandonarlo todo y salir corriendo, porque lo que de él se esperaba era todo lo contrario.

Hay quién ha puesto interés en hacer ver que Brahim obró movido por su  gran patriotismo y  amor a España, que seguro que sí  lo tenía.  Pero lo que hizo Brahim, probablemente tuvo más que ver con un gran  amor a su propia dignidad.

Brahim Burgi estaba seguro de que no les abandonarían; siempre creyó que Troncoso iría a rescatarlos.

Brahim merece un respetuoso recuerdo.

“Alah Yarhamuca”.

Este relato, en que de nuevo se juntan tres magos: comandante, sargento y piloto, parece un cuento de Navidad. Pero no fue un cuento, fue verdad. A veces la realidad supera a la ficción

Feliz Navidad