“Dulce et decorum est pro Patria…”

Dulce et decorum est pro Patria mori. Vayan por delante mis disculpas, pues mi latín de bachillerato está más que oxidado. Parece ser que los romanos usaban el lema a diestra y siniestra y que fue recogido en las Odas de Horacio. Pero no quedó así, ni mucho menos, la cosa. Ejércitos, autores, gobiernos la usaron y la usan de manera prolija hasta nuestros días. Claro que también ha hecho correr mucha tinta, esta otra versión: Dulce et decorum est pro Patria vivere.

Hace pocos días, se celebró en Sevilla el Día de las Fuerzas Armadas con un desfile no tan grandioso como en otras ocasiones que, como es habitual, ha sido objeto de loas y críticas. A finales de este mes, los asociados del Foro Milicia y Democracia (FMD) celebraremos una Asamblea General Extraordinaria. Desde luego, poquita cosa comparada con toda una celebración castrense de unas Fuerzas Armadas españolas que tan merecido prestigio se han ganado en los últimos años, especialmente con sus intervenciones en el extranjero. Pero, aunque modesto, también se trata de “cosa militar”.

En los últimos meses, los Ejércitos han dado que hablar. Manifiestos de generales retirados en apoyo de la memoria de Franco y contramanifiestos de otros militares en sentido contrario. Nada especialmente destacable a mi juicio, pero aprovechando la celebración de la Asamblea del FMD quisiera hacer unas reflexiones al respecto.

El FMD se fundó en el año 2003 en la barra de un bar entre Rafael Tejero, Luis Otero y yo mismo. Luego buscamos apoyos entre compañeros y amigos y, una vez aprobada, no sin dificultades, la inscripción en el Ministerio del Interior, comenzaron las actividades. Notas de prensa, actos de todo tipo, conferencias, mesas redondas, comidas con coloquios con políticos y periodistas, concesión de premios y nombramientos de “Capitanes de la Democracia”, convenios con los Capitanes de Abril portugueses, nuestros amigos fraternales protagonistas de la Revolución de los Claveles, y también con universidades, asociaciones, etc.

Los fines de la asociación están fijados en los estatutos –pueden consultarse aquí–  y quizás el más significativo sea la defensa y promoción de los ideales de la Unión Militar Democrática (UMD). Debo decir que siempre se tuvieron en cuenta a la hora de organizar esos actos y de pedir a los poderes públicos el reconocimiento de los militares de la UMD y de su labor para contribuir a que las Fuerzas Armadas no fueran un escollo para la libertad que se oteaba en el horizonte. Eran aquellos convulsos años del tardofranquismo.

Es verdad que se tardó un poco –treinta y cuatro años–, pero el intenso y discreto trabajo del FMD dio sus frutos, tras diversos intentos fallidos. A petición del Congreso de los Diputados, el Gobierno aprobó en Consejo de Ministros un escrito reconociendo esa labor de la UMD: Declaración institucional publicada en el Boletín Oficial del Estado el 4 de diciembre de 2009. Semanas más tarde, 14 de sus miembros, que habían sido procesados en 1975-76, recibieron de manos de la ministra Carme Chacón –precisamente nombrada, hace pocas semanas, Capitana de la Democracia por el FMD– unas condecoraciones al mérito militar.

Siempre hubo alguien que intentó, sin éxito a veces, con poco éxito siempre, instrumentalizar a la UMD para sus intereses personales o de algún colectivo. Como en toda obra humana, la organización tuvo luces y algunas –pocas– sombras, desde mi punto de vista, que no puede ni pretende ser neutral. Pero esta organización, nacida para “echar agua en la pólvora de los militares franquistas”, en afortunada frase de nuestro compañero Pepe Fortes, estaba unida por un ideario muy claro y unos documentos concretos.

Sus integrantes eran de diversas opiniones políticas, pero se unían bajo el paraguas de ese ideario que puede resumirse en una hermosa palabra: LIBERTAD. La UMD no fue republicana … ni monárquica. Bastantes problemas teníamos entonces con ser demócratas.

Ese ideal de libertad, hoy con las cicatrices de la edad, parece algo lejano. Pero la libertad es un bien de tal calibre que merece la pena seguir en la brecha y ese camino espero que sea el que recorra la Asociación Foro Milicia y Democracia (FMD) en la nueva singladura que se abre a partir de su próxima asamblea.

Volviendo al latín. Qué duda cabe que soy más partidario del “pro Patria vivere” que del “pro Patria mori”. Y puestos a rizar el rizo, con unos estudiantes ingleses del siglo XIX, decir: “Dulce et decorum es pro patria vivere et dulcissimun pro patria bibere. Ergo bibamus pro salute patriae”.

Hay que seguir trabajando, bebiendo y brindando por la Libertad.

 

Fernando Reinlein es militar y periodista.