Ante la abdicación del Rey

Soy paisano, nací en el 58, entré en la Universidad en el 76, hice la mili en el 80/81 (23F incluido) y soy por tanto de una generación que, de forma precoz, se dio de bruces con el cambio de un sistema autoritario a otro democrático, tránsito en el que intervinieron por conveniencia y/o convicción (hágase el milagro y hágalo el diablo) instituciones, grupos sociales, partidos, asociaciones, sindicatos y personas: no olvidemos la importancia del factor personal en la Historia y entre ellas, de forma destacada, el actual Rey. Sí, la madurez del pueblo español hizo posible la Transición, hoy tan denostada: pero sin el protagonismo activo de los sujetos antes indicados, unos fuera y otros dentro del Régimen, y quiero destacar la acción pacífica y generosa de los militares demócratas (fueran o no de la UMD) o leales a un proyecto de convivencia, la llegada a la democracia, aunque era casi inexorable, se habría hecho más tarde y, a lo peor, con más limitaciones.

No soy palatino, a pesar del apellido, pero tampoco acabo de ver las ventajas, per se, de la República: todavía soy del análisis concreto de la situación concreta. Tampoco me asusto si alguien plantea una reforma de la Constitución, tan radical que, más que su reforma, dé pie a otra nueva, bien por el cambio de la forma de Estado, bien por un encaje nuevo del hecho territorial. Ni se me abren las carnes por la aplicación de las (im) previsiones sucesorias de una Constitución que, por cierto, no voté.

Pero …lo que me parece muy poco democrático es que la famosa Ley Orgánica se tramite casi a la carrera. Dado lo complejo, Constitución en mano, que resultaría un referéndum sobre la Monarquía, hubiera sido una buena ocasión, aprovechar para hacer una tramitación sosegada de esta Ley, así todo el mundo en las Cortes Generales tendría que retratarse y, de paso, ilustrarnos sobre sus posiciones.

Creo que -una vez más- los defensores de la Monarquía han hecho un flaco favor a la institución, pues, prisas, prisas, salvo que haya alguna razón que se nos oculte (que estaría muy feo) no las veo. Incluso habría tiempo, sin tramitación urgente, para ahorrarle al actual Rey el trago de estar en sus funciones cuándo se dé, que se va a dar, la anunciada consulta soberanista, de entrada, en Cataluña. Y en ese trance, dejo en la inteligencia del lector los dos posibles escenarios, como en el ajedrez, estaría ahogado y tendría, por tanto, un final poco honroso.

Posdata: aunque pertenezco a ese centenar de españoles que no estaban enterados desde antes de la abdicación, me sonrojo un poco, pues sí que había una pista: el tiempo se acercaba pues, por estética, no podía el Rey ser Jefe del Estado más años que su predecesor.