Uno vuelve de las cálidas playas de Cabo de Gata en Almería y siguen algunas sorpresas en los telediarios y debates. En uno de ellos llega, además, el estupor ante las comparaciones: unos energúmenos atacan en un acto oficial de los catalanes en Madrid celebrando la Diada y hay quien los coloca a la misma altura que quienes queman banderas españolas.
La comparación entre una cosa y otra resulta, no solamente esperpéntica sino de una frivolidad enorme. En primer lugar no conviene tomarse a broma lo que están haciendo ahora los nuevos fascistas que en Europa preocupa y aquí en España no, tal vez porque hasta ahora eran pocos, mal avenidos y no llegaban a estas cosas. Además estaban embridados por esas derechona rancia que para algo tenía que servir. Pero cuidado con dejar que se vaya incubando el huevo de la serpiente.
Luego está lo de las banderas que queman los independentistas. Respeto mucho la bandera de cualquier país como símbolo – aunque a veces también pienso que se podía vivir sin ellas- y sobre todo respeto a la del mío, a la que, por cierto, he besado en tres ocasiones al jurarla otras tantas veces.
Pero lo que queman independentistas y radicales, no es la bandera de España, no nos engañemos. Una vez le explique mi argumento a un magistrado que se interesó mucho por lo que, algún día, podía afectarle a la hora de ejercer su oficio. En Estados Unidos, todo el mundo lo sabe, se queman “banderas” estadounidentes y nadie es arrestado ni se condena su acción.
Una bandera como símbolo del Estado, de un país, es la bandera de una unidad militar o policial, o la de un ayuntamiento o de cualquier otro organismo oficial. Si se quema una de esas banderas, puede haber delito. Pero lo que se quema en las calles es un trapo con los colores del estanco antiguo. Y a mi eso me resbala, aunque sepa que la intención de los autores es otra. Pero aquí se juzgan hechos y los hechos son esos: se queman trapos, no banderas.
Y lo de comparar una cosa con otra es un esperpento, un peligroso esperpento.
Fernando Reinlein es Teniente Coronel de Infantería retirado y periodista. Fue expulsado del ejército por pertenecer a la UMD.