Capitanes contra Franco

LA LIBRETA COLORÁ,
(A media mañana, RNE, 11.05.2023)
He vuelto a recordar la gesta de los militares de la UMD en un acto protagonizado por dos de sus protagonistas, el capitán Domínguez y el capitán Reinlein, hoy ambos en la reserva con el grado de teniente coronel, en el que también participaba el general Julio Rodríguez. Cuando le dije a un amigo dónde iba me comentó “de eso ya no se acuerda nadie..”. “Por eso voy”, le contesté, “porque no se acuerda nadie y debería acordarse todo el mundo”.
La memoria histórica no solo consiste en recordar a las víctimas sino también a quienes con sus actitudes heroicas contribuyeron a terminar con los verdugos. El caso de los capitanes rebeldes que en los últimos años de la dictadura arriesgaron su vida, su libertad y su empleo para allanar el camino hacia la democracia. La Unión Militar Democrática fue creada por un puñado de jovenes oficiales en 1974, al rebufo de la Revolución de los Claveles portuguesa. Recordarlos es recordar que la Transición no se hizo en los despachos: se hizo en la calle, las iglesias, las minas, las universidades e, incluso, en los cuarteles. Franco tenía tantos curas en contra – lo recuerda el capitán Domínguez- que tuvo que crear una cárcel para ellos.
Nueve de los militares que se asociaron para defender unas elecciones libres y una constitución terminaron también en prisión. La Amnistía de 1977 no les devolvió el empleo; de hecho, no pudieron volver al Ejército hasta diez años después. El reconocimiento de las instituciones no lo tuvieron hasta 2010, con Carme Chacón como ministra de Defensa. Su condena al olvido es uno de los cabos sueltos de la Transición. Su historia se debería estudiar en las escuelas, esas escuelas donde siguen estudiando los mitos fundacionales de este conjunto de emociones que llamamos España o los de algunos de los pueblos que la integran.
La UMD no es un mito, es una realidad histórica con nombres y apellidos. Mientras ocupa el lugar que merece en la memoria oficial no estaría de más que alguien invirtiera un poco de dinero y de talento en un documental o en una serie. No necesita ponerle imaginación. La historia de la UMD es por sí misma una de las aventuras más emocionantes y más interesantes de la Transición.