España mantiene una deuda histórica con su antigua provincia de Ifni y es conveniente recordarlo con este artículo que, aunque publicado hace cuatro años, sigue y seguirá siendo de actualidad mientras la comunidad internacional no encuentre una solución justa para el pueblo saharahui.
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La Marcha Verde marroquí cruzó la frontera con el Sáhara Occidental el 6 de noviembre de 1975.
El 19 de enero de 1976, en torno a las seis y media de la tarde, cientos de saharauis celebraban una gran asamblea en un campo de refugiados levantado junto a la localidad de Tifariti, en el este del Sáhara Occidental. Un sonido alteró poco a poco la paz del desierto y en el horizonte aparecieron las siluetas de dos cazabombarderos marroquíes F-5, de fabricación estadounidense. En unos segundos la reunión se convirtió en un caos de gente huyendo y cuerpos que caían abatidos por la potente munición que salía de las ametralladoras de los reactores.
Aquel episodio no fue el peor. Asentamientos como Guelta Zemur, Um Dreiga o Amgala, que habían acogido a miles de saharauis que huían de la ocupación y represión marroquí, recibieron también en aquellos días de enero la visita de los bombarderos, pero en estas ocasiones armados con napalm y bombas de fragmentación y de fósforo blanco. Después vendría una larga guerra entre el Frente Polisario, organización de liberación nacional saharaui, y los ejércitos de Mauritania y Marruecos, este último muy superior. Las consecuencias del conflicto fueron la ocupación de la gran mayoría del territorio del Sáhara Occidental por Marruecos, el exilio en los campos de refugiados de Tindouf (sur de Argelia) de más de 150.000 saharauis, la partición de la excolonia española en dos áreas separadas por un muro militar levantado por Marruecos y la congelación de un conflicto que se alarga ya 40 años. ¿Cuál fue el papel del Gobierno español en esta historia?
“España dio la orden de abandonar el Sáhara, el territorio y a sus habitantes a toda prisa”, explica el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Rey Juan Carlos José Luis Rodríguez, que acaba de publicar Agonía, traición, huida. El final del Sahara español. “Quienes dieron esa orden asumieron una responsabilidad”, una decisión que “afectaba al pueblo saharaui, que era y es, por derecho, el titular de la soberanía del Sáhara atlántico”.
Adiós a una provincia
Hasta noviembre de 1975 el Sáhara era una provincia española. Tenía ese estatus desde 1958, fecha en la que se completó la entrega al reino alauí del Protectorado Español en Marruecos. Tal como explica este historiador, el Gobierno cambiaría el estatus político del Sáhara, de colonia a provincia, para “mostrar a Marruecos y a Naciones Unidas que esos territorios tenían distinta categoría y que estaban habitados por una población distinta y deseosa de permanecer vinculada a España”. Así, hasta 1975, mientras Franco fuese capaz de gobernar, España no tendría intención de abandonar el Sáhara, donde había riquezas como la pesca y la mina de fosfatos de Bucraa.
Pactos secretos y mentiras
Los días previos a la entrada de la Marcha en territorio saharaui fueron de una intensa actividad diplomática. La negociación con los marroquíes siempre será la principal, apunta Rodríguez, pero el Gobierno seguía aún manejando todas las posibilidades. El 21 de octubre, el ministro secretario general del Movimiento, José Solís, aseguraba a Hassan II: “Queremos que estemos de acuerdo para que el Sáhara sea para Marruecos”. Pero al día siguiente, el general gobernador del Sáhara, Federico Gómez de Salazar, seguía negociando con el Frente Polisario –al que había prometido un referéndum de autodeterminación– e incluso con Argelia, aliada de los saharauis y dentro de la órbita soviética, a la que se llegó a pedir colaboración militar. Sin embargo, aunque a principios de noviembre los diplomáticos españoles en la ONU seguían afirmando que España defendería el territorio “incluso con el uso de la fuerza”, el 28 de octubre las cosas quedaron claras. “Los días 25 y 26 hubo mítines del Polisario en El Aaiún, pero el 28 se declara el estado de sitio, se despliega a la legión y se alambran los barrios musulmanes. Hubo un vuelco”, comenta Rodríguez. Además, se racionó el combustible, se desarmó al personal nativo de la Policía Territorial y las Tropas Nómadas y el Ejército se replegó de los puestos de Tifariti, Hausa, Echdería y Mahbes, en el noreste del territorio. “La única explicación posible es que España y Marruecos habían acordado que las dependencias y fuertes allí existentes fueran ocupados por las FAR para impedir que lo hiciera el Polisario y que por esa zona recibiera el apoyo argelino”. Ésa fue la zona de los primeros combates entre la guerrilla y Marruecos. Empezaba la retirada española y los saharauis por fin lo sabían.
Los acontecimientos se precipitarían el 6 de noviembre, fecha en la que la Marcha Verde penetra en el Sáhara unos kilómetros, hasta posicionarse frente al Ejército español, al que la jugada puso en un aprieto. Tres días permanecería allí ‘la Marabunta’, como la llamaban los militares españoles, hasta que el día 10 Hassan II ordenaba su retirada. Entre medias, las últimas negociaciones, que culminarán con los Acuerdos de Madrid, pactados entre el 12 y el 14 de noviembre.
Territorio sin descolonizar
España entregó el territorio, sin haber planteado cosas que sí se hicieron en otra de sus excolonias: Guinea Ecuatorial. “Allí se dieron las fases para una descolonización: un gobierno autónomo, una conferencia constitucional para un nuevo país, un referéndum para esa constitución… Nada de eso hubo en el Sáhara”, relata Rodríguez. Y aunque el Polisario venció a Mauritania, que en 1979 renunció a sus pretensiones en el Sáhara, Marruecos y su superioridad militar, apoyada por EE UU y Francia, se quedó con el pastel.
El Sáhara Occidental figura hoy en la ONU como uno de los 17 territorios no autónomos bajo supervisión de su Comité Especial de Descolonización. Desde el alto el fuego entre Marruecos y el Polisario, en 1991, la Misión de Naciones Unidas para el referéndum en el Sáhara Occidental (Minurso) busca la celebración de ese referéndum de autodeterminación que, “hoy por hoy, no está sobre la mesa”, opina Rodríguez, y mucho menos en condiciones favorables a los saharauis, que ven cómo más y más colonos marroquíes ocupan su territorio. Marruecos torpedea el proceso para la consulta desde hace décadas con el beneplácito de sus aliados en el Consejo de Seguridad. Su muro militar, terminado en 1987 fruto de sus conquistas, mide 2.720 kilómetros y aísla a las principales poblaciones saharauis del resto del territorio, hoy controlado por la RASD. Así continúa el conflicto cuando se cumplen 40 años de los Acuerdos de Madrid, una declaración que “no transfirió la soberanía sobre el Territorio ni confirió a ninguno de los signatarios la condición de Potencia administradora, condición que España, por sí sola, no podía haber transferido unilateralmente”, según reza la Resolución S/2002/161 del Departamento Jurídico de la ONU. El documento, del año 2002, recuerda que, a efectos jurídicos, España es, aún hoy en día, la potencia administradora del territorio.
Ocupación sin traspaso de soberanía
Puesto de control marroquí en el ‘muro de la vergüenza’.
Hassan II lo intentó. “Marruecos reclamaba a España un traspaso de la soberanía para que le facilitase el terreno, fundamentalmente en Naciones Unidas”, explica el investigador José Luis Rodríguez. En ese aspecto, el Gobierno español no cedió y la palabra “soberanía” no aparece en los Acuerdos de Madrid, con lo que el Sáhara no fue descolonizado, sino ocupado. “Por otro lado, desde el mundo del derecho hay otro argumento: España jamás podría ceder la soberanía del Sáhara Occidental, porque ésta corresponde únicamente a los habitantes del territorio”, recuerda del profesor de Historia de la URJC.
Textos destacados en sendos cuadros, al margen del texto principal:
Para la ONU, España es jurídicamente, aún hoy en día, la potencia administradora del territorio
José Luis Rodríguez: “España dio la orden de abandonar el Sáhara, el territorio y a sus habitantes”
Un sonido alteró la paz del desierto y en el horizonte aparecieron las siluetas de dos cazas
marroquíes F-5
El ‘muro de la vergüenza’ mide 2.720 kilómetros y aísla a las principales poblaciones saharauis del resto del territorio, hoy controlado por la RASD
Pau Ceba es periodista e investigador