Soldados españoles en Afganistán: tendencias culturales en una misión de paz

Extracto de la Tesis Doctoral de D. Maximiliano Mariño Lamamie de Clairac

Las operaciones de paz se han convertido en las últimas décadas en uno de los cometidos más importantes que desempeñan las fuerzas armadas de gran parte de países. Cada día el mundo se encuentra más interconectado y lo que sucede en un rincón afecta al resto. Por ese motivo han emergido instrumentos para intervenir en conflictos que amenazan la estabilidad. Las operaciones de paz nacieron como un esfuerzo internacional para llevar la paz a aquellos territorios en guerra, bajo el auspicio de las Naciones Unidas, pero en su desarrollo tuvieron que enfrentarse a importantes dificultades, a consecuencia de los intereses encontrados entre las potencias hegemónicas durante el transcurso de la Guerra Fría.

Con la distensión acaecida tras el fin de la Guerra Fría llegó una nueva época en las relaciones internacionales, que permitió la eclosión de un gran número de misiones de paz para resolver conflictos por todo el mundo. Pero esa época de comedido entusiasmo pronto se encontró con nuevas dificultades que dinamitaron los intentos internacionales por devolver la paz a las regiones en guerra, con sonados fracasos como los de Bosnia, Ruanda o Somalia.

Ante esta contrariedad, las Naciones Unidas buscaron nuevas soluciones para evitar más decepciones, adaptando los mandatos, las estructuras y las dotaciones de las operaciones de paz. Entre las nuevas medidas adoptadas se encuentran: la autorización para el empleo de la fuerza a las tropas que llevan a cabo la misión, la descentralización de las propias misiones hacia organizaciones regionales, como la OTAN o la UE, y una mejora sustancial en medios humanos y materiales. La finalidad perseguida con estas soluciones es que los contingentes constituyan una fuerza con suficiente capacidad disuasoria como para frustrar los intentos de reanudar las hostilidades o transgredir los mandatos impuestos.

Las nuevas misiones, que se conocen como operaciones de estabilización, cuentan ya con los debidos medios para llevar a cabo las consignas atribuidas por las resoluciones de Naciones Unidas que autorizan su despliegue. Como contrapartida, muchas de estas operaciones quedan en manos de organizaciones regionales o de coaliciones internacionales ad hoc, que las someten a sus intereses particulares. Así, dichos Estados se sirven de estas intervenciones para influir en la política y la economía de las regiones en conflicto o para perseguir su influencia y proyección exterior.

Tanto las operaciones clásicas de mantenimiento de la paz, como las más nuevas de estabilización requieren de organizaciones militares adaptadas a una nueva realidad alejada de los combates de alta intensidad y de los conflictos interestatales. Las nuevas misiones demandan de las fuerzas armadas capacidades como la cooperación con agencias civiles, el apoyo a autoridades locales, el trabajo conjunto con fuerzas internacionales, la relación con las poblaciones locales o el uso contenido de la fuerza. Todo este elenco de competencias exhorta a las organizaciones militares a adaptar sus estructuras y procedimientos a la nueva realidad.

En este contexto, como se puede inferir, es indispensable que los soldados que desempeñan estas magnas misiones, cuenten con un repertorio de destrezas diferente del que poseían los soldados guerreros destinados a combatir en guerras entre Estados. A los nuevos soldados se les exigen habilidades sociales, empatía, capacidad de decisión, contención de la fuerza, evaluación de la amenaza. Y todo ello, sin abandonar su adiestramiento militar orientado hacia el combate. Estos soldados están obligados a ser versátiles, porque operan en un entorno inestable que se transforma con gran rapidez, y puede requerir en un momento de tareas humanitarias o de reconstrucción, y en otro, de combates contrainsurgentes.

Las Fuerzas Armadas españolas se encuentran entre aquellas que han asumido el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional como misiones prioritarias. En apenas unas décadas los ejércitos españoles han pasado del aislamiento internacional y la intervención en asuntos políticos, a situarse en la vanguardia de los países contribuyentes a la estabilización de conflictos por todo el mundo. Para ello han acometido importantes reformas internas encaminadas a abandonar las hipertrofiadas y anquilosadas estructuras heredadas del Franquismo, volcadas funcionalmente hacia el control de orden público, y adoptar otras más reducidas, especializadas y funcionales.

A pesar de la creciente importancia que han adquirido las operaciones de paz en el ámbito militar y de las relaciones exteriores, no puede afirmarse que las Ciencias Sociales hayan puesto un especial interés en estudiar la cultura de los soldados, sus actores protagonistas. Con carácter general el foco de atención se ha centrado en aspectos estratégicos o históricos de la participación militar en el exterior, sin embargo, otros como la transformación de la cultura de la organización o la adaptación de los soldados a las nuevas misiones apenas han sido abordados. Incluso abarcando el ámbito militar en general, la producción científica sigue siendo exigua en el terreno cultural, en detrimento del estudio de la guerra, las relaciones entre fuerzas armadas y sociedad. En todo caso, predomina la visión global de la organización, frente a la diversidad que descubren los estudios culturales en cualquier ámbito. Para encontrar referencias en este sentido hay que recurrir a un ámbito aún más genérico, como es el de los estudios organizacionales. Aquí sí es posible encontrar abundancia de proposiciones en torno a la complejidad cultural de las organizaciones.

Ante esta escasez de conocimiento sobre la cuestión, nos parecía de interés abordar un estudio que analizara las distintas tendencias culturales presentes entre los soldados que desempeñan operaciones de paz. Por este motivo, el objetivo general que perseguimos es el estudio de esas tendencias, a partir de los relatos ofrecidos por soldados españoles que han participado en la misión de Afganistán.

De las misiones exteriores en que ha participado España, la de Afganistán se caracteriza por haber sido una de las más complejas, peligrosas y costosas. Con trece años de duración y más de mil quinientos soldados desplegados en su momento álgido, vino a ser una de las más duraderas y que más efectivos movilizó. Además era una de las misiones más caras y, de largo, la que más vidas ha costado a España, principalmente en accidentes. Asimismo es la que se ha enfrentado a un entorno cultural más alejado del de los soldados españoles y, finalmente, es también una de las que más hostilidad ha encontrado por parte de grupos insurgentes. Todas estas características convierten a esta misión en un laboratorio ideal para una investigación antropológica centrada en las experiencias y las percepciones de los soldados protagonistas.

A esa finalidad está destinada esta tesis doctoral, que se encuentra estructurada en siete capítulos, seguidos de las conclusiones del estudio, la relación de fuentes bibliográficas consultadas y los anexos. El primer capítulo tiene como finalidad presentar el contexto histórico y social de las operaciones de paz y, en concreto, de la operación aquí estudiada, la ISAF, para garantizar la comprensión del fenómeno investigado. El segundo se centra en el estado de conocimiento existente sobre los estudios culturales en tres ámbitos: misiones de paz, organizaciones militares y organizaciones en general. El tercero recoge el objetivo general y los objetivos específicos que, a partir de la revisión bibliográfica realizada, nos hemos propuesto. El cuarto refleja la hipótesis de partida que, a modo de orientación, esperamos encontrar, después de analizar el estado sobre la cuestión. El quinto se centra en el marco teórico que hemos planteado para explicar los distintos aspectos encontrados en la investigación. El sexto se ocupa del proceso metodológico que hemos seguido para alcanzar nuestros objetivos, desde la recogida de datos hasta la escritura final de los resultados. Y el séptimo recoge los resultados de la investigación, estructurados en torno a bloques temáticos y agrupaciones culturales encontradas. Cierra la tesis el apartado de las conclusiones que se derivan de los resultados.

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