Un paso (más) al frente

SEMANA NEGRAHoy, día 22 de noviembre, debería estar al lado de Luis Gonzalo Segura. El Teniente autor de ‘Un paso al frente’ tenía una presentación en Gijón, la cual tendría una segunda parte el próximo lunes en Oviedo. Nos esperaba un fin de semana asturiano combinando obligaciones y devociones, finalmente truncado por la justicia militar, esa espada de Damocles siempre a punto de precipitarse sobre su cabeza. Pues bien, la crin de caballo se fracturó y Luis está privado de libertad nuevamente, no se sabe bien por qué. Esa justicia militar que tan bien conocemos los antiguos sindicalistas beneméritos y todo aquel que haya querido modernizar o democratizar los cuerpos militarizados de este país ha vuelto a actuar del modo tradicional, es decir escribiendo la palabra ‘justicia’ en minúsculas y ‘MILITAR’ en mayúsculas y negrita.

Antes de leer el libro del Teniente Segura llegaron a mi conocimiento sus penurias, la persecución a la que estaba siendo sometido por denunciar presuntas corrupciones en las Fuerzas Armadas y, sobre todo, por adquirir una forma escrita líder en ventas. Como ese paño me lo conozco bastante bien era consciente, sin necesidad de mayores demostraciones, que tenía más razón que un santo y que se había convertido en un nuevo David sin honda con la que defenderse.

Como suele ocurrir cuando una persona alcanza cierta relevancia, se desataron opiniones a favor y en contra, algunas muy razonables y otras esperpénticas a más no poder. Aquellos que desde el principio se posicionaron en contra, optando por ignorar su testimonio y, por tanto, una realidad que lleva demasiado tiempo instalada en el seno de la institución militar -de hecho se ha convertido en una especie de tradición castrense más como puede ser la de desfilar o la de moverse a toque de cornetín-, pues como decía, quienes se han mostrado reacios a la forma de actuar de Luis Gonzalo le han dedicado sus mejores y más virulentos ataques a medida que su historia y su novela iban obteniendo mayor eco social. Un eco que coincide con una etapa de descubrimiento de tramas corruptas públicas y privadas que ha venido a mezclarse al clima de crisis económica convirtiéndose en algo que, quizás, pueda despertar de una vez a una sociedad que parece anestesiada. Resulta lógico que los defensores del actual sistema saquen a relucir sus mejores armas y pongan sus huestes a trabajar a destajo (poder ejecutivo, legislativo, judicial y cuarto poder, además de los fabricantes de falsedades) en un acto de pura y mera conservación ante la amenaza inminente.

Por si fuera poco, tenemos que observar impasibles como las repetidas salidas de tono de altos mandos militares sobre la unidad de España y la debilidad gubernamental son pasadas por alto sin consecuencia alguna. En otras palabras a quien ni siquiera la justicia MILITAR ha querido escuchar ni valorar las pruebas de sus denuncias se le priva de libertad y a quien se pasa las ordenanzas y la obediencia debida por el forro del sable hace alarde de su impunidad cual gigante filisteo.

Luis Gonzalo Segura de Oro-Pulido, Teniente del Ejército de Tierra, no ha querido ser nunca una figura pública, ni un escritor, ni siquiera la persona que se enfrentara al poder omnimodo de la cúpula militar, tan solo quería ser un Oficial como se supone que deben ser los oficiales. La realidad le golpeó en la cara como a otros muchos anteriormente. La diferencia entre Luis y casi todos los demás radica en la decisión consciente, honorable e irrevocable de dar un paso (más) al frente que el resto.

Que quienes sabemos que está obrando bien le acompañemos en este desierto que debe atravesar y, si resulta posible, pongamos una honda en su mano para enfrentarse a Goliat con alguna posibilidad de salir airoso.