El nacionalismo catalán visto desde la izquierda

A principios de 1976, los líderes de los partidos de oposición al franquismo renunciaron a la ruptura democrática y comenzaron a hacer concesiones a los franquistas para poder salir de la dictadura. Entre esos líderes estaba Jordi Pujol.

Los dirigentes de los partidos de la oposición a Franco renunciaron a no someter a referéndum la forma y la estructura del Estado, a no exigir responsabilidades por los crímenes del franquismo, a mantener los privilegios de la Iglesia Católica etc. etc.

Mientras hacían estas concesiones a los franquistas, se confabularon con los reformistas procedentes del franquismo para crear un sistema de partidos que garantizara el control de los mismos por sus respectivas nomenclaturas, las listas cerradas fue una pieza fundamental para conseguirlo. En definitiva, se pusieron todos de acuerdo, los políticos procedentes de la oposición y los que venían del franquismo en crear una democracia controlada muy alejada de las que se disfrutan en el resto de los países europeos, incluida Escocia.

En una de las últimas asambleas del FMD celebrada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, nuestro antiguo socio, Santiago Carrillo, uno de los partícipes en los pactos de la transición, reconoció que las concesiones a los franquistas seguían plenamente vigentes y que las aceptaron porque pensaron erróneamente que con el paso del tiempo y la evolución de la sociedad irían desapareciendo.

Por tanto a fecha de hoy hay muchos derechos que se están violando en España, como por ejemplo el derecho a encontrar a los desaparecidos del franquismo y darles sepultura, a exigir responsabilidades civiles y penales por el genocidio, a identificar a los niños robados, a que la iglesia católica no se financie con dinero público, a que no se apropie de los inmuebles ajenos y devuelva los sustraídos en base a una legislación de post guerra empeorada y tolerada por todos los partidos de la casta, incluidos CIU y ERC, a que los ciudadanos voten a sus representantes directamente en listas abiertas, etc. etc. etc. etc.

Oriol Junqueras amenaza con la desobediencia civil si no le respetan “el derecho fundamental a votar”. En primer lugar el derecho a votar la independencia no existe, y por supuesto no es un derecho fundamental, sería más correcto decir el “deseo de votar”.

Votar la independencia no es un derecho porque el derecho de autodeterminación está reservado a las colonias o países oprimidos y este no es el caso. En su escala de valores, Oriol Junqueras da absoluta prioridad al “deseo de votar” la independencia sobre cualquiera de los derechos fundamentales que actualmente se están vulnerando en España lo que no sólo ofende a las víctimas del franquismo y a los demócratas en general sino que también indica su ubicación política, la extrema derecha nacionalista.

Con Artur Mas llegamos a la misma conclusión. Nos acusa de no haber superado las consecuencias de la Guerra Civil porque él se ha pasado al lado de los vencedores, por eso preside en Tarragona los actos de homenaje a los curas asesinados en la zona republicana, justificando su asistencia en que los mártires de la Cruzada eran catalanes, dando a entender que los cadáveres republicanos de las cunetas no tienen derecho a ser homenajeados por no ser catalanes

¿Homenajear sólo a las víctimas catalanas de un bando mientras las del otro yacen en las cunetas, no es una muestra de una ideología excluyente y de extrema derecha?

El nacionalismo catalán es y ha sido de derechas, procede de la burguesía ilustrada catalana. La actual crisis nacionalista no es un fenómeno natural, ha surgido artificialmente influida por los medios de comunicación controlados por la Generalitat, haciendo creer a la ciudadanía que siendo independientes saldrán antes y mejor de la crisis, no es un fenómeno exclusivamente nacionalista, es coyuntural.

El “nacionalismo” actual surgió artificialmente el jueves 20 de septiembre de 2012 a las 13:30, hora local de Madrid, cuando Artur Mas salió muy ofendido de la Moncloa porque Rajoy le había negado el pacto fiscal. Fue a partir de ese momento cuando la nomenclatura catalana, la del 3 %, decidió poner en marcha toda su maquinaria propagandística para iniciar la secesión.

El referéndum del día 9 de noviembre, acordado unilateralmente, sin apoyo nacional o internacional y sin base legal alguna es sólo un primer paso. Los nacionalistas catalanes ya han anunciado que sus propósitos son crear un gran estado que abarque el sur de Francia, la Comunidad Valenciana y las Baleares, por eso el año pasado pretendían que la cadena humana atravesara Francia y Castellón.

Francia, después de la Segunda Guerra Mundial, tras mucha sangre derramada, ha conseguido estabilizar todas sus fronteras. Si ahora le surge un nuevo estado ilegalmente constituido, con su correspondiente ejército que pone en cuestión su frontera sur, será un factor de desestabilización no sólo a nivel peninsular sino continental. Francia se opone y lógicamente se opondrá a la existencia de un estado que surja de forma unilateral, no consensuada, en su frontera sur.

Los nacionalistas catalanes no sólo reman contracorriente al tratar de crear ilegalmente nuevas fronteras, sino que actúan con una enorme irresponsabilidad. Dentro de unos meses va a haber elecciones generales donde según todos los sondeos las nuevas mayorías parlamentarias van a ser proclives a un cambio constitucional que convierta su “deseo de votar” en un auténtico “derecho a decidir” plasmado en una ley. No deberían de tener ninguna urgencia en convocar un referéndum ilegal, con el consiguiente rechazo del resto de España y de la comunidad internacional, sabiendo que dentro de unos meses van a poder votar tranquilamente con respaldo nacional y europeo.

Es de suponer que las nuevas mayorías parlamentarias que surjan acaben con las concesiones hechas a los franquistas durante la Transición y se vote entonces lo que no se votó en 1978. Ese será el momento de plantear un referéndum pero no antes porque si se saltan la legalidad pueden provocar el efecto contrario.

En resumen, los nacionalistas catalanes no pueden hacer la guerra por su cuenta y pretender la ruptura democrática ellos solos y exclusivamente en el tema nacionalista, orillando la violación de derechos humanos que venimos padeciendo desde hace muchos años. O se resuelve todo entre todos y de forma legal, o no se resuelve nada.